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jueves, 30 de abril de 2009

¿Esas chicas porqué hacen eso?




¿Esas chicas porqué hacen eso?

Por Dr. Brian Lynch

Esto fue provocado por algo que vi en la televisión, era una historia común y corriente. Durante un programa había una mamá, de mediana edad, soltera, sobrada de peso y preocupada por su hija de 13 años. La hija se vestía algo provocativa y se veía más grande de lo que era.

La discusión era acerca de la relación de la chica con un hombre mucho mayor que ella a través del Internet. La mamá estaba frenética pensando que la hija iba por el mismo camino que ella había seguido.

Me hubiera gustado haber grabado esta entrevista aunque no era nada fuera de lo común. Ciertamente que los asuntos eran los más comunes. ¿Cuales asuntos? Hay varios: 1) la idea de alguien de esta edad teniendo una relación de cualquier tipo y mucho menos con alguien mucho mayor, 2) el asunto de la privacidad y 3) su sexualidad.

Esto no se trata del sexo, no, no es acerca del sexo: al menos no primariamente. No, todos los participantes son naves que pasan durante la noche. Un montón de “no hagas eso.” “No te vistes así.” “No, hagas lo que yo hice.” “No, hables con esas personas vía Internet.” Y “no tengas relaciones sexuales.”

Si uno escucha a la joven mujer verá que tiene poco que ver con el sexo. Tiene que ver con el hecho de que alguien tiene interés en ella. Ella se siente reconocida. Ella siente que es alguien.

Lo triste del hecho es que ella también es una nave que rebasa a este hombre durante la noche lo cual lo hace aun más trágico. Lo único que ella sabe es que ella se siente bien debido al interés de éste hombre. El interés nos hace sentir maravillosamente.

Lo único que queremos es que alguien tenga interés en nosotros.

Ella ama a su mamá y su mamá la ama a ella, pero el hecho de decirle a alguien que no haga algo, no importa el interés que hay en el o ella, envía un mensaje de falta de interés. ¿Porqué? porque mi interés no es su interés.

Antes que nada sabemos que la mente es un “positivo” recíproco. La mente quiere ir con la corriente; quiere aceptar la información como una realidad, como verídico. Decirle a alguien “no hagas eso” hace que la mente trabaje mucho. Es el antiguo problema del “elefante rosa” Yo te digo que no pienses en un elefante rosa y la mente tiene que trabajar lo doble. Tiene que pensar en el elefante rosa y luego tiene que pensar en no pensar el él.

Sin embargo, si yo le pregunto cuales son sus metas y a donde quiere llegar, yo tal vez podría llegar mucho más lejos. Tal vez pudiera haber una conversación en la cual yo le pudiera aconsejar y compartir ideas en lugar de regañar.

Pero vamos a regresar al sexo. Nosotros confundemos la sexualidad con nuestros sentimientos. El sexo es un impulso. Un impulso acerca del cual necesitamos aprender a través de nuestros sentimientos referente a él. Suponemos que estas jovencitas saben lo que están haciendo ya que “juegan el papel.” Muchas si lo hacen. Muchas son bastante sofisticadas, pero para saber uno tiene que hablar con ellas de verdad y respetarlas. La mayoría apenas si tienen una idea. Ellas son sus cuerpos, entre otras cosas. Pero si yo puedo atraer el interés de otros casi “sin esfuerzo”, ¡que poder tengo!

Claro que la vida esta regada con la estela del divorcio, la pobreza y madres solteras, cuando lo único que yo quería era tu “interés.”

Y ¿por qué? , porque de alguna manera me lo perdí de aquellos que me criaron.

Pero también es demasiado complicado por la imagen familiar que yo tengo. ¿Donde, es que yo pertenezco dentro del cosmos? Nuestra respuesta con frecuencia es únicamente lo que sabemos y eso es seguirle “al clan,” “a la tribu,” a la familia. No importan los problemas que yo vea en mis papás, “así soy yo” y yo debo ser la/el misma(o). De hecho hacer otra cosa los humillaría a ellos y a mí.

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